Aunque fue un destacado atleta de instituto en tres deportes, no sorprendió a quienes le conocían cuando Patrick Wiese se comprometió a dedicarse a su primer amor: El béisbol. Aceptó una oferta del Le Moyne College y comenzó su vida como Delfín. Wiese jugó todos y cada uno de los partidos con gusto, habilidad y alegría. Entonces, tras noches en vela con un dolor insoportable en la rodilla, buscó una resonancia magnética. Los resultados salieron del campo izquierdo. A Wiese le diagnosticaron osteosarcoma, un cáncer óseo poco frecuente. Atacó la fisioterapia y la quimioterapia como lo haría un lanzador con una gran bola rápida. Patrick y sus compañeros de equipo crearon este fondo para apoyar la investigación sobre el cáncer, el apoyo físico a los enfermos de cáncer, así como las necesidades académicas de los pacientes que recibieron su diagnóstico mientras seguían estudiando. Para saber más sobre la Fundación Patrick Wiese, haz clic aquí.