Reflexiones: Nuestros esfuerzos personales y profesionales hacia la equidad racial es un blog mensual. Cada mes, reflexionaremos sobre lo que estamos haciendo personal o profesionalmente para mejorar la diversidad, la equidad y la inclusión en nuestro trabajo. Ver más
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Al crecer, la trayectoria de mi familia estaba profundamente arraigada en la búsqueda del sueño americano. Mis padres, que eran trabajadores agrícolas, llegaron al continente de Estados Unidos desde Puerto Rico con la determinación de proporcionar a su familia todas las oportunidades para salir adelante. Aunque estaban familiarizados con las diferencias de clase, la discriminación racial a la que se enfrentaron como pareja interracial en el Sur de Jim Crow les planteó nuevos retos y moldeó su perspectiva de la vida. Esto inspiró a mis padres a enseñarnos a no dejar nunca que las suposiciones definan quiénes somos o limiten nuestro potencial.
Recuerdo momentos a lo largo de mi vida en los que los prejuicios asomaban su fea cabeza, como cuando la gente nos exigía que habláramos en inglés en vez de en español mientras conversábamos en público. En respuesta, afirmaba educadamente que, en efecto, sabía hablar inglés. Estos incidentes nos recordaron que la sociedad puede intentar encasillarnos, pero nunca debemos dejar que el racismo nos frene.
Para mí, la equidad consiste en crear oportunidades y luchar por la justicia. Significa garantizar que todas las personas de nuestra comunidad tengan acceso a los recursos, experiencias y sistemas de apoyo que necesitan para prosperar. Los esfuerzos hacia la equidad ayudan a ofrecer oportunidades a quienes carecen de acceso, conocimiento o conciencia de que pueden tener éxito, independientemente de las barreras potenciales que puedan encontrar.
La equidad también implica establecer relaciones y comprometerse con las comunidades: aprender de la sabiduría de los más afectados por un problema y trabajar juntos en colaboración para resolver esos problemas. Por eso me siento orgullosa del trabajo que ha venido realizando la Fundación Comunitaria para hacer avanzar la equidad en el centro de Nueva York.
Su nuevo plan estratégico quinquenal está influido por los principios del liderazgo próximo: guiarse por las aportaciones, ideas y activos de los miembros de la comunidad que históricamente han sido estereotipados, descartados o marginados. Acercándonos a las comunidades a las que queremos servir, escuchándolas y comprometiéndonos con ellas, podemos obtener una visión más profunda y forjar conexiones significativas que garanticen que nuestros esfuerzos se ajustan a sus necesidades y aspiraciones.
El nuevo plan incluye una declaración de compromiso y acción en materia de equidad que describe cómo los esfuerzos en materia de equidad se infunden en el trabajo de la Fundación Comunitaria, incluidas sus subvenciones, desarrollo, comunicaciones, inversión financiera, operaciones y más. Y lo que me parece más alentador es que nos hacemos responsables de hacer lo que decimos que vamos a hacer mediante objetivos mensurables.
Como vicepresidente de la Fundación Comunitaria, he sido testigo directo de cómo incluso la iniciativa o subvención más pequeña puede dar resultados sustanciales. Ya sea ofreciendo oportunidades para que los niños vayan de acampada o apoyando a las personas mediante formación para el desarrollo profesional, cada pequeña inversión en la comunidad cuenta. Las historias que recogemos por el camino de las vidas que se ven afectadas sirven como testimonio de la importancia de nuestros esfuerzos.
Al entrar en esta nueva fase de la Fundación Comunitaria, me invade el optimismo y un renovado sentido de la finalidad. Estoy agradecido por los progresos que hemos hecho y estoy entusiasmado por el impacto que podemos crear juntos. Valoremos el poder de los pequeños gestos, alimentemos el potencial humano y construyamos un futuro en el que todos tengan el mismo acceso a las oportunidades.