Sentarse a escribir tu propia necrológica probablemente no parezca la forma ideal de pasar una tarde. Naturalmente, a muchas personas no les gusta pensar en su mortalidad o en lo que ocurrirá cuando ya no estén. Pero, a través de mis años de experiencia en la planificación de legados, he descubierto que también puede ser la clave para desbloquear un propósito y una claridad más profundos.
Cuando realicé este ejercicio por primera vez hace cinco años, escribí una obra de ficción realmente encantadora y profundamente inexacta. La esquela que había escrito para mí reflejaba una edad décadas superior a la mía y hablaba de logros e hitos que yo aún no había conseguido ni experimentado. Me di cuenta de dos cosas: 1) iba a tener que reescribir mi obituario para reflejar la persona que era en ese momento, y 2) mi obituario aspiracional no se había escrito en vano.
Hay un poder real en discernir cómo quieres que te recuerden. El desfase entre lo que había escrito en mi primer borrador y lo que podía relatar fielmente en el segundo reveló una hoja de ruta para las acciones que podía emprender en el momento presente para acercarme a quien aspiro a ser y a cómo deseo que me recuerden al final de mi vida. Enfocó mejor mis valores y me ayudó a comprender que el legado que dejaré en última instancia está determinado por el legado que vivo día a día. Desde entonces, he podido volver a mi obituario anualmente para medir mis progresos y evaluar si algo ha cambiado.
He descubierto que el mismo proceso puede aplicarse a la planificación caritativa. Tanto si se trata de una necrológica, un plan de legado o una declaración de misión personal, escribe primero la aspiracional. Después, pregúntate: ¿Es esto exacto? Si no lo es, ¿qué pasos puedo dar para acercarme a mi visión o meta ideal? En otras palabras, ¿cómo puedo empezar a vivir el legado que quiero dejar cuando ya no esté aquí? Y si te sirve de consuelo, al menos sabes que tendrás la última palabra.
Empezar suele ser la parte más difícil. Aquí tienes algunos consejos que debes tener en cuenta:
- Lee primero, escribe después. Lee los obituarios de los periódicos y de sitios como legacy.com para encontrar ejemplos e inspiración. Considera los que más te llamen la atención e intenta utilizarlos como plantillas para los tuyos.
- Empieza de forma breve y dulce. Empieza con una memoria de seis palabras que resuma quién eres y cómo quieres que te recuerden, y amplíala a partir de ahí. Este ejercicio te ayudará a iluminar los aspectos más importantes de tu vida y de tu identidad: valores fundamentales, pasiones y rasgos de personalidad. Las palabras que surjan de este ejercicio pueden incorporarse a una narración más larga.
- Reflexiona sobre el camino de tu vida… ¡hasta ahora! Tómate tiempo para pensar en los momentos clave, los logros y las experiencias que te han dado forma. Esto incluye tus logros personales y profesionales, relaciones significativas y pasiones. Recuerda que tu obituario no es sólo una lista de hechos, sino una oportunidad para destacar la esencia de quién eres y lo que es importante para ti.
- Reconoce tus contribuciones. Piensa en cómo influyes en los demás, ya sea a través de tu trabajo, tus esfuerzos como voluntario o tus relaciones personales. Puedes mencionar organizaciones en las que participas, aficiones que te gustan o el legado que deseas dejar. Esto añade profundidad a tu obituario y muestra cómo marcas la diferencia.
- Toques personales. Infunde tu obituario con tu personalidad e intereses. Considera la posibilidad de añadir una cita favorita, una anécdota graciosa o una breve historia que refleje tu carácter. Esto ayudará a crear un relato más auténtico y memorable de tu vida.
Piensa en lo que viene después. Para escribir tu esquela aspiracional, considera lo que quieres que sea verdad al final de tu vida. Para escribir tu obituario factual, considera lo que es cierto sobre tu vida actual. Utiliza este proyecto como una oportunidad para identificar las acciones que puedes emprender para enfocar tu futuro deseado: cultiva tus relaciones, apoya tus causas favoritas, asiste a una clase, planifica un viaje, persigue un objetivo, persigue un sueño, planta un jardín, haz un plan, introduce un cambio. Escribir tu esquela también puede ser un trampolín para otras formas de planificación y redacción. ¿Tienes un plan de sucesión, un plan de cuidados anticipados o un testamento vital? ¿Y si escribes unas memorias, una historia familiar o una declaración personal de misión y visión?
Seamos conscientes de ello o no, vivimos nuestros legados cada día. Lo bueno de escribir ahora una necrológica inspiradora es que ¡puedes empezar a vivirla!
Para más ideas y recursos relacionados con la planificación del legado, visita cnycf.org/legacy o ponte en contacto con legacy@cnycf.org. Para obtener información sobre cómo incorporar las donaciones benéficas a tu plan de sucesión, visita 5forCNY.org
