
Más allá de las fronteras: Un viaje de donación y comunidad
Pat y Gwyn Mannion
La trabajadora católica Dorothy Day escribe en su libro La larga soledad: “La única respuesta en esta vida, a la soledad que todos estamos destinados a sentir, es la comunidad”. Para Gwyn y Pat Mannion, la comunidad es una parte definitiva de sus vidas.
Al crecer, ambos tuvieron padres que les inculcaron el valor de la generosidad y el servicio. La madre y el padre de Pat se dedicaron a acompañar a los demás, echando siempre una mano a sus vecinos y trabajando incansablemente por su iglesia. Los padres de Gwyn también fueron modelos de altruismo, dedicando su tiempo a las actividades de la iglesia y mostrando bondad a quienes les rodeaban.
Pat explicó: “Al crecer, mis padres me enseñaron el poder de echar una mano. Quiero continuar su legado sirviendo a nuestra comunidad y marcando la diferencia”.
“Mis padres me enseñaron que la bondad no debe tener límites. Hay tanta necesidad en el mundo, y es nuestro deber aliviar el sufrimiento y llevar esperanza a quienes más lo necesitan”, añadió Gwyn.
Al emprender juntos su propio viaje, Pat y Gwyn llevaron adelante las lecciones que habían aprendido de sus padres. Se sintieron atraídos por diversas causas y organizaciones, ofreciendo su apoyo en todo lo que podían. El Parque de Bomberos de Fayetteville ocupa un lugar especial en el corazón de Pat, donde ha pasado incontables horas prestando servicio a sus vecinos de Fayetteville. Gwyn también siente una profunda pasión por ayudar a la gente de la comunidad local, y dedica tiempo a trabajar con organizaciones como el Centro Samaritano y la YMCA.
El deseo de Pat y Gwyn de marcar la diferencia en su comunidad va más allá de su tiempo y sus esfuerzos. Conscientes de la importancia de prestar apoyo de múltiples formas, y habiendo visto al padre de Patrick crear y utilizar su propio fondo asesorado por donantes, la pareja decidió crear el Fondo Gwyn K. & Patrick A. Mannion en la Fundación Comunitaria para facilitar sus donaciones benéficas.
“Establecer nuestro fondo fue una forma sencilla de garantizar que nuestras donaciones tuvieran un impacto duradero y significativo”, dijeron. “No se trata sólo de extender un cheque; se trata de invertir en causas que se alinean con nuestros valores y de crear un cambio sostenible”.
A lo largo de los años, Pat y Gwyn han utilizado su fondo para apoyar diversas organizaciones e iniciativas. Proporcionan financiación a organizaciones locales como el Hospital de la Universidad Médica SUNY Upstate, el Hospital Crouse y la YMCA, al tiempo que apoyan a la Universidad de Notre Dame, donde tienen una larga historia familiar de conexiones personales y vieron oportunidades de marcar la diferencia.
“Nuestro fondo nos da la oportunidad de ser intencionados con nuestras donaciones”, dijeron. “Es un privilegio dirigir los recursos allí donde más se necesitan y formar parte de algo más grande que nosotros mismos”.
Cuando Pat y Gwyn reflexionan sobre su trayectoria filantrópica, comprenden que devolver algo va más allá de proporcionar simplemente ayuda económica. Se trata de fomentar las conexiones, acompañar a las personas en sus viajes y formar parte de una comunidad más amplia. Creen en el poder del amor y reconocen que la verdadera satisfacción proviene de compartir su tiempo, sus recursos y su compasión con los demás.
Mirando hacia el futuro, Pat y Gwyn esperan inspirar a la próxima generación para que adopte el espíritu de dar. Mientras sus hijos están aún en las primeras etapas de sus propias vidas y carreras, Pat y Gwyn les animan a encontrar sus pasiones y formas de servir a sus comunidades. Creen que, cuando llegue el momento, sus hijos continuarán el legado de generosidad y servicio que se ha transmitido de generación en generación.
“Queremos que nuestros hijos comprendan la importancia de tener un impacto”, dijo Pat. “No se trata sólo del aspecto financiero, sino de conectar con los demás y estar presentes en nuestra comunidad”.
Gwyn sonrió y añadió: “Creo que nuestros hijos encontrarán sus propios caminos para marcar la diferencia. Estamos sentando las bases para ellos, inculcándoles los valores de la empatía, la compasión y el servicio.”
Gracias a su participación en la Fundación Comunitaria y a su inquebrantable dedicación a la comunidad, Pat y Gwyn se han convertido en faros de esperanza y compasión. Su historia sirve como recordatorio de que devolver no es sólo una responsabilidad, sino un privilegio, que aporta alegría y satisfacción a sus propias vidas e influye positivamente en las de aquellos a los que tocan en el camino.